Mátame suavemente
Siempre me pregunté cómo sería la primera mujer que decidió depilarse para estar más guapa, y que además lo hizo por propia voluntad, porque quería y le salía de las narices, sin presiones externas. Seguramente tendría tendencias masoquistas y ciertas dosis de humor negro. Sin embargo, en la historia de la tortura hubo una persona mucho más retorcida: la que decidió que la depilación tenía que imponerse entre todas las mujeres de buen ver.
Hoy por hoy la depilación es casi obligatoria, exceptuando a una minoría de mujeres que rechazan autoflagelarse. Incluso los hombres están empezando a caer en la trampa, y esto lo digo con la dolorosa experiencia de ver cómo los hombres de mi familia caen en las garras de la cera fría como las moscas en la miel.
Pues recuerdo que todos los métodos depilatorios dañan en menor o mayor grado la piel, irritándola, resecándola, envejeciéndola. Además, tarde o temprano todas nos enfrentamos a pelos enquistados, que crecen y crecen por debajo de la piel con el consiguiente desastre...
Y todo esto para decir que, cansada de la cera fría, me compré una Braun Silk-épil X'Elle. Entre las maquinillas o espumas que cortan el vello y la cera fría que arranca la piel, este método es el que más me convence, aunque me convenciería más que los pelos no creciesen en según qué zonas o que fuesen considerados un rasgo de belleza...
Está claro, nací en el siglo equivocado :)