lunes, abril 21, 2008


está en mi costado izquierdo, algo más abajo de mi última costilla. un diminuto punto negro, imperceptible a la vista, pero que cada vez que me acuesto me hace cosquillas en el ombligo. y es que es un embudo por el que se me escapan las energías y las ganas. como si mi cuerpo fuera un globo pinchado que pierde el aire a los pocos.

sospecho que es la luz, que engaña. llegas a la isla con ganas, preparada para comerte el mundo, y una vez aquí no entiendes para qué molestarse tanto si total no vale la pena. por eso pienso que es la luz, porque aquí los colores no son los de verdad, sino sus pálidos reflejos. el sol tiene ese color crema, suave, como si se hubiera puesto protección para no quemarse, y el cielo no tiene ese azul intenso que hace daño en los ojos, sino un tímido azulón, demasiado cansado para brillar con fuerza.

y al final las emociones se contagian. y la gente se vuelve pálida y cansada, reflejos de ellos mismos. y ahí es cuando aparece el puntito negro en el costado izquierdo por el que se escapa el aire poquito a poco. y con el aire las ganas, y los colores, y las risas tontas.